sábado, 26 de noviembre de 2011

CON LA DEPENDENCIA NO SE JUEGA

En la pasada campaña electoral el Partido Socialista intentó – con escaso éxito, sin duda, dados los menguados resultados obtenidos – centrar el debate en las repercusiones sociales que conlleva la puesta en práctica del modelo que se impone desde los planteamientos, políticas y proyectos neoliberales y conservadores. Un modelo cuya consecuencia inmediata y a medio plazo es un evidente deterioro de los servicios públicos que conforman el llamado Estado del Bienestar que tanto nos ha costado conseguir.
Una mayoría aplastante de la ciudadanía ha optado por apoyar las políticas que ponen todo el acento en la contención del déficit, y con él el del gasto público, aunque para ello se recorten servicios básicos esenciales. Quizá no sea muy consciente esa mayoría ciudadana que es muy probable que la derecha española utilice esa contención del déficit para poner en práctica sus políticas de recorte y menoscabo de lo público en beneficio del negocio privado. De ello sabemos bastante en la Comunidad Valenciana, laboratorio de sus ideas.
Sea como sea, creo sinceramente – aunque respetando democráticamente la decisión mayoritaria de las urnas – que se equivocan, que están jugando con fuego, y que las clases populares (no me refiero a las del PP) van a notar en sus carnes el alcance y significado de su opción. Tiempo les ha faltado a los catalanes para apreciar un atisbo de a lo que me refiero.
Me refiero a lo que han significado para muchos, también para mí, como profesional de la educación pública y, sobre todo, como receptor de servicios públicos de atención a la dependencia, estos pilares fundamentales de lo que constituye ese Estado social al que alude nuestra Constitución.
Mis padres han pasado los últimos años de sus vidas en la Residencia pública de la 3ª Edad de Segorbe, su pueblo y el mío. Ambos ingresaron a la vez en el año 2004, después de un largo periodo de espera. Dada su situación personal este hecho fue tan importante para sus vidas y la de mi familia que no encuentro palabras para valorarlo suficientemente.
Han sido siete años durante los cuales he podido apreciar lo que realmente significa este servicio público, la atención dispensada, la profesionalidad del personal, la calidad de sus prestaciones. Durante este tiempo también he visto cómo la situación del centro, que pasó de tener una gestión pública directa a la concertada con una empresa privada, no ha estado exenta de problemas. El más serio de todos, debido a la escasez de plazas públicas en la comarca, la acumulación de ancianos y ancianas con grados de dependencia física y mental cada vez mayor, con el incremento paulatino de necesidades de todo tipo, organizativas, económicas, de personal especializado, de materiales…, que ello conlleva.
Y en los últimos meses, el conflicto larvado que supone la falta de pago de la Generalitat Valenciana a la empresa gestora, con la inseguridad, incluso, del pago de los sueldos al personal.
Sin embargo, todo ello se está supliendo con una gran generosidad y una gran responsabilidad de toda la plantilla, desde el director al último auxiliar, que debo justamente reconocer, ahora que, tras el fallecimiento de mi madre, ha terminado mi relación directa con el centro. Saben unir al ejercicio profesional la estrecha relación humana que requiere este servicio.
En estos momentos difíciles es cuando más necesitan el apoyo de los usuarios. El mío, con todo mi afecto, lo tienen asegurado. Quisiera que mi agradecimiento quedara esculpido en el dintel de su entrada.

sábado, 24 de septiembre de 2011

MÁS DEMOCRACIA

(Artículo publicado el 24-9-11 en el periódico Mediterráneo)

En el acta de la asamblea general de la acampada de Sol celebrada tres días después de las últimas elecciones se recogen las cuatro reivindicaciones fundamentales del Movimiento 15M: “Una reforma electoral encaminada a una democracia más proporcional y a desarrollar mecanismos de participación ciudadana, la lucha contra la corrupción política mediante normas a permitir una total transparencia política, la separación efectiva de los poderes públicos y la creación de mecanismos de control ciudadano para la existencia efectiva de responsabilidad política”.

Son exigencias de un activo movimiento ciudadano a toda la clase política, a la que culpa, sin excepción ni diferencias, del deterioro democrático que padecemos y de la consiguiente desafección que ha producido en amplios sectores de la sociedad. Basta repasar los manifiestos e intervenciones de los líderes en esos días de mayo para comprobar que, incluso, es al Partido Socialista al que dirigen con mayor contundencia sus reproches.

Creo, sinceramente, que este tratamiento indiferenciado ni responde a la realidad ni es justo. Es más, sigue la línea argumental de la estrategia del PP y se alía a sus intereses: “Si todos son lo mismo, ¿por qué señalar a uno?”.

Sé que esta valoración, para muchos ciudadanos impregnados por las consignas del 15M, quedará de inmediato puesta bajo sospecha, sólo por venir de alguien que escribe bajo siglas socialistas. Sin embargo, no podemos renunciar a expresar esta posición, y a refutar con humildad, pero con voz firme, que no todos son iguales, que ni hacen las mismas cosas ni pretenden los mismos objetivos. Menos en cuestiones que tienen que ver con la calidad democrática, la corrupción, el clientelismo y la manipulación política.

Si a los hechos, más que a las opiniones, hemos de remitirnos quiero citar una reciente obra de un equipo de especialistas universitarios nada sospechosos de partidismo, entre los que se encuentra J.A. Piqueras, catedrático de Historia Contemporánea de la UJI: “El secuestro de la democracia”, en la que se analiza con rigor el panorama de corrupción y dominación política de la España actual y, con mayor atención, la situación en la Comunidad Valenciana en esta última década, pues, según sus palabras, “la anomalía valenciana (…) revela la creación de un sistema que descansa en instituciones democráticas y se sirve de mecanismos irregulares – clientelismo, corrupción, política de medios y neopopulismo – para establecer una hegemonía partidista destinada a prolongarse en el gobierno”. Y aquí, sin duda, sabemos el papel que juega cada cual: el del Partido Socialista ha sido el de la insistente denuncia y el de sentirse en muchas ocasiones mero figurante de un juego en el que las reglas las ponen otros.

Por ello, no es de extrañar que asumamos con vehemencia los postulados del acta de la asamblea de Sol, ni que en nuestros programas electorales ni en nuestros documentos de discusión política estos planteamientos y muchos otros de este tenor tengan tanta relevancia. En nuestro Programa Municipal, cuya elaboración fue muy anterior a los movimientos de mayo, ocupaban un lugar destacado y, bajo el título “Otra formar de gobernar: austeridad, rigor, transparencia, participación”, se desgranaban principios y propuestas como ésta: “…se hace ahora aún más necesaria la puesta en marcha de otro modelo, como el que proponemos, que no es patrimonio de una determinada ideología política, sino, simplemente, está al servicio de la ciudadanía para que, de manera honesta, abierta y transparente, se gestione eficazmente el dinero de todos….” O esta otra: “…los socialistas creemos en la participación democrática, porque estamos convencidos que esta participación es la que garantiza gobiernos de calidad…” O esta: “…la regeneración democrática de la vida pública y de sus agentes exige de un nuevo compromiso con la transparencia de la gestión, para que la ciudadanía conozca pormenorizadamente cuáles son sus propósitos, cómo los consiguen y cuáles son los resultados…”. Además, hacíamos público e instábamos al resto de fuerzas políticas a asumir un Manifiesto y un decálogo de compromisos para la regeneración ética de la política, entre cuyos principios se incluía, por ejemplo, la necesidad de apartar de la vida pública a aquellos que son imputados por la Justicia.

Y, más cerca en el tiempo, en la Conferencia Autonómica celebrada el pasado fin de semana se debatieron e impulsaron multitud de propuestas para el programa de las próximas elecciones generales, entre las que conviene destacar algunas de las que se recogen en el apartado ‘Más democracia’: la reforma de la Ley Electoral para impulsar las listas abiertas o la elección directa de los alcaldes, la rebaja de la edad mínima para tener derecho al voto, la regulación de la influencia de los grupos de presión, el impulso de una ley de eficacia, responsabilidad y transparencia en la gestión de los recursos públicos o el refuerzo de las medidas administrativas y penales contra la corrupción política.

Estos son hechos, objetivos y propuestas. Frente a la mediatización de la política por los llamados “mercados financieros”, más política, pero de otra manera, con nuevas formas de expresión, más control y transparencia. En definitiva, más democracia.

sábado, 17 de septiembre de 2011

2003: ¿DÓNDE ESTABAN?

(Artículo publicado en 'Levante de Castellón' el 16-09-11)

La sociedad valenciana en su conjunto, sus máximos representantes institucionales, el empresariado y todos los partidos políticos valencianos estamos, en estos tiempos inciertos, apostando fuerte por que se haga realidad en un futuro no lejano el Corredor Mediterráneo, un elemento estratégico de desarrollo de capital importancia.

Por fin parece que todos estamos remando en la misma dirección, y todo son parabienes – sin duda merecidos – a las acciones que en este sentido se realizan desde el Palau de la Generalitat. Todas son necesarias, también las que se promueven desde otras comunidades del arco mediterráneo, habida cuenta de las dificultades que el empeño conlleva, financieras y políticas, para que la Unión Europea haga suyo el proyecto y permita su ejecución prioritaria.

Uno de estos escollos, quizá el más importante, tiene una fecha de origen: el año 2003, cuando el gobierno de Aznar, con Rajoy como vicepresidente, movió todos los resortes para que la Unión Europea aceptara el Eje Central como prioritario, borrando del mapa los periféricos. España era, según el ideario del PP, el centro y alrededores y, por supuesto, nada de ejes que olieran a pancatalanismo. A ello dedicaron todos sus esfuerzos, con la comisaria europea Loyola de Palacio a la cabeza. Y lo lograron.

En aquel verano del 2003 en Les Platjetes de Orpesa se cocían los grandes temas políticos del momento, entre partidas de pádel, cenas a la luz de la luna mediterránea y corrillos donde se reían las gracias y chistes de unos y otros. Allí también acudían – cómo no – Carlos y Alberto Fabra, y el empresariado de la provincia, pero a nadie se le oyó una palabra sobre la importancia para nuestro futuro de este corredor litoral. ¡Cómo atreverse! A pesar de que sus tácticas populistas les han llevado a utilizar el victimismo y la confrontación territorial como arma política, les pudo la sumisión, porque a lo mejor en esos momentos sus intereses eran más prosaicos. No se les ocurrió, por supuesto, montar una cumbre de alcaldes ni aprovechar algún acto multitudinario tan al uso para reclamarlo con sólidos argumentos. Se perdió la gran oportunidad, porque era el momento. Y se han perdido irremediablemente ocho años.

Afortunadamente, desde el comienzo de su andadura el nuevo gobierno de Zapatero fue sensible a este planteamiento que superaba la vieja tradición centralista y apostó por el nuevo corredor que, junto con el cantábrico, debía garantizar un correcto mallado de la red. Pero había que compatibilizarlo con el recién aprobado por las autoridades europeas. Difícil papeleta, que ha necesitado de una dura y sostenida gestión, pero estamos a punto de lograrlo. Una gestión que ya lleva invertidos 8.400 millones de euros en estos últimos siete años, y que ha supuesto la inversión de 1.684 millones en el corredor ferroviario. El propio ministro Blanco ya presentó hace unos meses en Barcelona el plan de actuación. El proceso de revisión del RTE-T (Redes Transeuropeas de Transporte) cuenta con un proyecto integral, con plazos y presupuestos, para que el Corredor Mediterráneo esté plenamente operativo en el 2020.

Sin embargo, nuevos nubarrones se ciernen sobre el proyecto, tan negros que pueden hacerlo fracasar una vez más. Rajoy vuelve a sus planteamientos de 2003 y calla ante el boicot que están impulsando los presidentes autonómicos del centro: Cospedal, Aguirre, Rudí, Monago… todos del PP. No se decanta, pues no en balde estamos en periodo preelectoral.

Esta tensión interna es la que debe superar Alberto Fabra y en sus manos está demostrar que ha cambiado su silencio y conformismo del pasado. Sin aspavientos ni discursos hueros al estilo de su antecesor; más bien con firme carácter reivindicativo, sólidos argumentos y ejercicio de liderazgo.

No lo tiene fácil, hay que reconocerlo, pues su primer encuentro con Rajoy ha sido baldío. Necesita reforzar su capacidad de actuación, que debe demostrar, sobre todo, ante sus compañeros de partido. No caben, como decía el propio jefe del Consell en la cumbre del mes pasado, “dudas ni lenguajes poco claros”, sino la “seguridad y certeza de que lo vayamos construyendo en el futuro sea lo prioritario”. A eso nos apuntamos.

miércoles, 3 de agosto de 2011

PERSONAS Y POLÍTICAS


Durante las últimas semanas se han producido en nuestra sociedad una serie de acontecimientos políticos provocados por el más largamente esperado e insistentemente reclamado: la dimisión de Camps. Hechos que han tenido una repercusión mediática de nivel nacional, que ya han sido objeto de análisis en numerosos cenáculos y medios de comunicación y lo seguirán siendo en los próximos meses coincidiendo con la próxima confrontación electoral. Pasada ésta, es más que probable que el señor Camps caiga en el olvido, por el bien de todos y, especialmente, del propio partido al que pertenece.

Sin embargo esta dimisión forzada del presidente Camps, el relevo del alcalde de nuestra ciudad Alberto Fabra en su sucesión y, siguiendo la cadena de efectos, la designación de Alfonso Bataller para ocupar el sillón vacío de la alcaldía tienen una innegable trascendencia para los de la Plana. Y puestos a valorar, ya que se abre un nuevo panorama político que anuncia una nueva etapa, vale la pena destacar algunos puntos.

Primero, tenemos que dejar claro que la renuncia del señor Camps a presidir la Generalitat Valenciana significa el reconocimiento político de su responsabilidad en unos hechos denigrantes repetidamente negados, hechos que han atentado muy gravemente contra la honorabilidad del máximo representante institucional de los valencianos. Por tanto, sólo cabe la acusación política de la tardanza en la toma de esta decisión, resuelta únicamente en clave personal y partidaria, y de la connivencia – activa o pasiva – de Rajoy por permitirlo.

Segundo, que cabe valorar positivamente la designación del hasta ahora alcalde de Castellón para desempeñar la Presidencia de la Generalitat, a la vez que hay que desearle un exitoso trayecto en su cometido. Es un hecho que, al margen de otras consideraciones, enerva el orgullo de los castellonenses, tan ajado por tantos fiascos: aeropuerto sin aviones, oposiciones masivas con cierto tufillo malsano, las peripecias de nuestro club albinegro...

No obstante, trae a colación otras reflexiones:
Una de ellas, que no deja de sorprender que un político que ha destacado por su grisura e ineficacia en la gestión municipal, con proyectos olvidados, promesas incumplidas, caos urbanístico y finanzas desastrosas, sea el designado para superar la grave situación que atraviesa nuestra administración autonómica. Otra, y ligada a la anterior, que resulta paradójico que tengamos los castellonenses que reivindicar a partir de ahora los proyectos no ejecutados por la Generalitat a quien hasta hoy mismo ha permanecido sospechosamente dócil y entregado a las altas instancias valencianas. Y otra más, que no debe olvidarse que, más allá del cambio de nombres, la causa de la renuncia no es más que un aspecto menos grave del que late en el fondo como sustrato de malas prácticas políticas, éticas y penalmente castigables, uno de cuyos focos está centrado en personas y empresas de nuestro entorno castellonense. El tiempo dirá el alcance de las tramas de corrupción que se están investigando, pero es el caso que políticos relevantes de Castellón están en tela de juicio y empresas que son las grandes beneficiarias de la gestión municipal – de la que Alberto Fabra ha sido el máximo responsable – ocupan puestos destacados de la trama investigada.

En cuanto a la nueva organización municipal con Alfonso Bataller como alcalde, hay que exigirle una nueva forma de entender la política municipal, más participativa y consensuada, con una gestión rigurosa y transparente, para resolver los graves problemas que padece nuestra ciudad, con la superación de los efectos de la crisis como objetivo de urgencia.

Nuevas caras, nuevos nombres. Esperamos, también, nuevas políticas.

sábado, 9 de julio de 2011

CARTA ABIERTA A PEP GRAU

(Artículo publicado en el diario Mediterráneo el 09-07-11)

¿Cuál es tu error, amigo Pep? ¿Cuál es tu error, el mío y el de algunos que contigo hemos transitado por el partido? Creer que en él se puede hacer política, por encima y al margen de intereses personales.

Hemos de concluir, tras lo vivido recientemente, que es prácticamente imposible. En ocasiones parece que estemos en un circo donde los trapisondistas, mercenarios y fulleros tienen el campo abonado y una clac dispuesta ciegamente a aplaudirles por intereses familiares, de tribu. No hay argumentos, no hay discurso ni comunicación. Es duro reconocerlo, pero es así, o así lo percibo yo. La conjura del sábado contra ti, muchas veces más como persona que como representante de una ejecutiva, así se me manifiesta. Era la ocasión propicia para pasar (pasarte) todas las facturas, las tuyas y las ajenas; las recientes y las antiguas. El resultado electoral y las consecuencias posteriores era lo de menos; sólo la excusa para disponer el espectáculo.

Porque, ¿se cuestionaba que Calles ya no fuera el portavoz o el candidato? ¿Podían hacerlo aquellos que lo han impugnado permanentemente? ¿Se dudaba de la necesidad de no transigir en el chantaje de la “salida digna”? No. Se arremetía contra una manera de hacerlo impropia de este partido: con criterios políticos y sin pasteleo. No se te puede perdonar, entre otras cosas, que te hayas dejado secuestrar por los que no tienen tu ADN.

¿Cómo se puede aludir a aquello de asumir responsabilidades por los pésimos resultados electorales si la mayor parte de los que lo hacen no sólo no han dado un segundo de su tiempo sino que se han dedicado a torpedear el trabajo de los demás? ¿Cómo entender que personas que desde hace años no se acercan por el partido se conciten en la función del sábado? ¿Cómo entender determinadas ausencias? No voy a decir nombres, pero no me voy a olvidar de ninguno. Si unos, con mejor o peor gracia, se encargaban de poner en escena la estrategia, los otros quedaban al acecho para avalarla.

Tú lo dijiste muy claramente en tu discurso. Pero discurso forjado en el error que aludía al principio: basado en razones políticas para un público que no había venido a escucharlas. ¿Quién entró a rebatir los argumentos presentados sobre la necesidad imperiosa de renovar el liderazgo del grupo municipal y a su candidato? ¿Quién puso en entredicho las graves acusaciones de lo ocurrido en la campaña cuyas consecuencias van a ser costosísimas? Incluso el propio coordinador se negó a debatir sobre el asunto. No era, dijo alguien, un tema de fondo, sino de formas y tiempos. El fondo era el derribo de la ejecutiva, aprovechando la forma y el tiempo.

La forma, una asamblea de valoración de gestión sobre la que no había obligación formal en celebrarla, pero que por coherencia política debía producirse. El tiempo, igualmente, podría haberse dilatado, dejando que la herida se fuera suturando con el calor del verano. Pero la coherencia política aconsejó actuar sin demoras.

Acabada la función, hay que sacar conclusiones y actuar. Conclusiones que deben extraerse tanto del resultado de la votación como del desarrollo de la representación. Por mi parte, instalado en ese error de creer en la posibilidad de la política, la conclusión es que esta ejecutiva, contigo a la cabeza, dispone de fuerza para seguir adelante. Porque hay un proyecto coherente frente a un modelo absurdo y caduco.

Si a la valoración de lo ocurrido en su transcurso nos atenemos, sólo cabe decir lo que ya te anuncié: la dignidad personal, que es el bien político más preciado, debe estar por encima de todo. Por esa dignidad mancillada pueden cortarse algunos lazos, pero los que queden serán más fuertes.

Las actuaciones consecuentes a esta valoración las dejo a tu buen saber hacer. Sé que intentarás, desde el error de la coherencia política, buscar lo mejor a la situación que pasamos y reemprender la marcha. Y sé que en este proceso te vas a volver a dejar jirones de tu bondad por el camino.

Sabes que siempre estaré a tu lado, por amistad y por ser cómplice en ese error. Un abrazo muy fuerte.

viernes, 10 de junio de 2011

¿POR DÓNDE EMPEZAR?

(Artículo publicado en el periódico Levante de Castellón el 10-06-11)

En unos pocos días va a comenzar su andadura un nuevo ciclo municipal en el Ayuntamiento de Castellón, con un gobierno del Partido Popular que ha recibido un sustancial y mayoritario apoyo de la ciudadanía. Mal que nos pese, es éste un reconocimiento obvio, pero necesario. Y lo va a hacer sin que sepamos ciertamente qué va a hacer, cuáles son sus proyectos, cuáles son sus prioridades; no en vano plantearon los recientes comicios teniendo como único referente el gobierno de Zapatero. Nada trascendió de su programa electoral.

Sin embargo, sí conocemos sus modos y maneras de gestionar, los que han llevado a nuestro ayuntamiento a una situación financiera de bancarrota. El adjetivo no pretende ser demagógico ni superlativo: es, simplemente, la sangrante constatación de la realidad, cuyas consecuencias las pagamos todos los ciudadanos.

El Ayuntamiento tiene en estos momentos una deuda viva oficial de 107 millones de euros, un 40% más que hace dos años. Una deuda a la que deben sumarse otras no menos reales porque hay que pagarlas, de 33 millones a corto plazo y de 6,5 millones pendientes de pagos a proveedores. Esta deuda supone más del 60% del presupuesto municipal, que ascendió en el pasado año a 183 millones de euros.

La situación financiera es claramente desastrosa: cada día nuestro Ayuntamiento – o sea, todos los y las castellonenses - debe pagar bastante más por los intereses de lo que debe que lo que ingresa, y eso que la subida de impuestos en los últimos años no ha tenido parangón.

No vamos a insistir en las causas de tamaño despropósito. A pesar de la consabida cantinela de que la culpa viene de Madrid, sabemos que tienen un origen mucho más cercano: la caída de la actividad productiva, lo que mermó la capacidad recaudatoria; la asunción de deuda de la Generalitat, el parón que supuso la anulación del PGOU; la realización de determinados proyectos de envergadura sin la cobertura precisa… No entramos en los gastos innecesarios o los dedicados al autobombo, que han sido muy importantes.

Nos preocupa sobre todo cómo va a acometer el nuevo equipo esta situación, pues a pesar de las buenas palabras y consignas de Rajoy, no vemos intención clara de que vayan a ser aplicadas a nuestra economía municipal. Y, por otra parte, ¿cómo va afrontar las necesarias políticas activas que cooperen en la creación de empleo si antes no sanea su situación financiera?

¿Por dónde empezar? No es una pregunta retórica. Creemos que situación tan apremiante requiere de un pacto de todas las fuerzas políticas del consistorio que permita a su vez un más amplio acuerdo con los representantes sociales, en el marco del Consejo Político y Social de la ciudad. Y creemos que el equipo de gobierno debe acometer sin dilaciones los planes de saneamiento financiero y de control presupuestario aprobados por el Ayuntamiento.

Representantes del grupo municipal socialista ya lo han anunciado: estarán, si así sucede, apoyando dicha acción que pasa, entre otros menesteres, por reclamar de la Generalitat el reintegro de las inversiones realizadas en la ciudad y costeadas por el Ayuntamiento.

Y pasa, también, por lo que pusimos en negro sobre blanco en nuestro programa electoral: apuntábamos la necesidad de realizar un diagnóstico pormenorizado de las finanzas municipales y elaborar un plan de choque de saneamiento financiero, que conllevará ineludiblemente, la refinanciación de la deuda, la reducción drástica de los gastos - sin que se menoscaben servicios esenciales a la comunidad y los programas sociales y educativos -, la mejora de la gestión de los ingresos - con la congelación real de los impuestos municipales - y la racionalización de las estructuras y modos de gestión.

Todo un reto para empezar a andar.

COSAS DEL QUE ATISBA EL FINAL DE UNA ETAPA

MI MAESTRO

Don Salvador se llamaba, don Salvador para todos,
en el parque y en la escuela, en la calle y en el coso,
él tenía muchos años, yo unos pocos.

Recuerdo su traje gris y mis pantalones cortos,
su camisa siempre blanca, las mías con algún roto,
a pesar del frío invierno, no llevaba guardapolvo.

Su blanco pelo ondulado, y mis rizos revoltosos,
sus manos elocuentes, grandes; cortezones en mis codos,
su cálida mirada azul, la curiosidad en mis ojos.

Su palabra sabia y recta, en la forma y en el fondo,
su letra redonda y clara, sobre el encerado fofo
y en la esquina de su mesa el enigmático globo.

Le recuerdo corrigiendo mis cuentas y mis esbozos
y cómo nos explicaba las guerras contra los moros,
la vida de las abejas, lo enorme que es el cosmos.

Cuadernos de redacción, la vida de san Isidoro,
nos leía poesía con la frescura de un soplo,
nos hablaba de valores, de justicia sobre todo.

Cuando entrábamos en clase se acababa el alboroto,
pero el patio era de juego, al burrico y al birlocho.
Y a la hora del recreo, el cazo con leche en polvo.


Medio siglo es mucho tiempo.

Ahora que mi trabajo de maestro se va yendo poco a poco,
entre escuelas, aulas, alumnos, mil imágenes de rostros,
una se ilumina más, fugazmente, como un rescoldo,
la de mi maestro de quinto, don Salvador, ¡qué maestro!

ANTICIPANDO LA JUBILACIÓN (PROFESIONAL)

Discurso elaborado por Pedro Gómez, con retazos de aquí y de allá, en representación de los 11 docentes del Instituto Francisco Ribalta que se jubilan este curso, y leído por Ángel Oter en la comida homenaje celebrada el día 8 de junio.


DISCURSO DE JUBILACIÓN. JUNIO DE 2011

Compañeras, compañeros, estimadas amigas y amigos:

Os hablo en nombre y representación de todos los que aquí, a mi lado, arropándome al leeros estas breves líneas, en pocos días acabaremos nuestra vida laboral: de Amalia, de Amparo, de Carmen, de Elvira, de Isabel, de Magda, de Maribel, de Mónica, de Pedro, de Teresa… y en el mío propio. Hemos preferido que sean estas palabras una sencilla manifestación coral de nuestros sentimientos, renunciando a que este acto se convierta en un remedo de concurso de monólogos.

Vaya por delante, sin más, nuestro agradecimiento por compartir este momento, por acompañarnos en este día.

Cada final de curso tiene para los que nos dedicamos a la docencia algo especial; no en balde algunos jalonamos nuestras vidas con este curioso calendario que termina en junio. Pero para los que en breve vamos a ‘pasar a mejor vida’ – en el literal sentido de la palabra -, este final de curso nos es verdaderamente excepcional: nos jubilamos, y lo hacemos, además, voluntariamente. Algo que nos añade un plus de emoción al acontecimiento.

A todos nosotros, a unos más, a otros menos, este truncamiento radical de la vida profesional nos provoca un cúmulo de emociones y sentimientos asociados a dos maneras de afrontarlo: desde el echar la vista atrás, mirando por el retrovisor, hasta ponernos de puntillas para otear lo que nos acecha.

Unos ponemos el acento en ver este hito como la culminación de un largo periodo, cuyos inicios se remontan tanto que se mezclan con las vivencias de juventud. Y entonces no podemos dejar de sucumbir a la tentación de hacer balance, personal y colectivo, de nuestro largo recorrido.

Para los que, como nosotros, llevamos tantos años de brega, no es tarea fácil: ¿cómo resumir, como evaluar, profesionalmente hablando, tal experiencia? Si nos atenemos a cantidades, las cifras abruman: hemos intentado enseñar; también, cómo no, educar, a no menos de 4.000 alumnos y alumnas. ¿En qué grado lo habremos conseguido? Hemos compartido esta tarea con cientos de personas, cada cual con su particular forma de entender y practicar la profesión, y hemos participado en proyectos colectivos de variada índole. ¿Cómo valorar justamente su innegable impronta?

El repaso cualitativo del bagaje nos ofrece un elocuente tránsito. Algunos nos podemos remontar a tiempos de finales del franquismo, y así, la experiencia es más multicolor. Pocos docentes de nuestro entorno europeo nos pueden hacer sombra: hemos batallado con la ley general del 70, con la lode, la logse y la loe, y hemos tenido que ir adaptándonos a sus innumerables cambios. Una tonelada de papel de diario oficial ha guiado nuestro quehacer y nos han dirigido – es un decir – desde el centro y desde la periferia: todo un lujo. ¿Alguien es capaz de concluir algo inteligible?

Una etapa que termina… o un ilusionante periodo que comienza. Nada menos que, si nos atenemos a las estadísticas, no menos de 25 años ¡un cuarto de siglo! sin sujeción de horarios, sin apreturas, con nuevas rutinas, quehaceres… Una etapa de mayor libertad, para dedicarnos a la construcción de un nuevo proyecto personal, a profundizar aspectos que el trabajo cotidiano impidió realizar con la intensidad deseada. Quien más, quien menos, tenemos muchos pitos que tocar y no nos van a faltar compromisos para llenar el vacío que la falta de trabajo docente va a suponer después del verano. No nos inquieta, a pesar de la incertidumbre. No os preocupéis: no vamos a caer en la trampa del miedo a la libertad, a lo desconocido.

Y cuando al próximo curso alguno de nosotros volvamos a visitaros y nos preguntéis: ¿qué tal, cómo estás?, responderemos sin afectación: “vivo jubilosamente”. Aunque creemos que no podremos dejar de sentir algo de nostalgia por vuestra vida profesional, recordándola con cariño, no nos anclaremos en el pasado. Nuestro es el presente, y lo viviremos con intensidad.

Vosotros seguiréis en la brecha, por el tiempo estipulado. No son buenos tiempos, ya lo sabéis, y no se atisban mejorías. Nos atrevemos a daros, como si ya estuviéramos viendo los toros desde la barrera, un consejo: cada cual debe ser capaz de encontrar en la tarea de cada día, de cada momento, el resquicio suficiente para estar satisfecho de su trabajo, sin falsas modestias. Es la mejor manera de navegar en este proceloso mar. Y así, cuando en el próximo curso volvamos y os preguntemos: ¿qué tal, cómo estás?, podáis responder sin afectación: “mejor de lo que imaginas”.

Termino. Muchas emociones, reflexiones y sentimientos que compartir con todos vosotros. Sabemos que siempre tendremos en el Ribalta un punto de encuentro. Sabed que tenéis en cada uno de vosotros un trocito de nuestro cariño. Gracias, y hasta siempre.

sábado, 2 de abril de 2011

SEGORBE: UN NUEVO LIDERAZGO PARA GANAR EL FUTURO


La última vez que estuve con Olga Raro, en un encuentro casual en Segorbe, hablamos de la necesidad que percibíamos de que nuestra ciudad pasara página a tantos años de un gobierno municipal que, con el tiempo, había perdido pulso, adolecía de falta de empuje para afrontar nuevos retos y de conexión con la gente. Se le veía acomodado, sin ese punto reivindicativo que tanto ha necesitado nuestra ciudad, y se había escorado cada vez más hacia esos modos de ejercer el poder tan propios de la derecha valenciana.

Echamos la vista atrás, repasamos lo que había ocurrido en los últimos años, para bien y para no tan bien, los cambios urbanos, en los servicios, en las infraestructuras, en las nuevas formas de convivencia, y coincidimos en una misma idea: Segorbe había culminado una etapa, se cerraba un ciclo y debía prepararse para un nuevo periodo; y eso que entonces, en aquel encuentro, la crisis se veía lejana y sus graves consecuencias estaban por llegar.

Y recuerdo también que hablamos de la necesidad de ilusionar a la sociedad segorbina con nuevos líderes, con nuevos mensajes, con nuevos modos de gobernar. En Segorbe era más necesario que en otras ciudades, si cabe, un proyecto capaz de trascender los reductos de partido para, desde una perspectiva progresista, implicar a los colectivos sociales y las personas en un proyecto colectivo de ciudad. Aire fresco para un ambiente demasiado brumoso y hasta viciado.

Hace tan solo unas semanas asistí al aniversario del fallecimiento de Olga, y nuevamente acudieron con otros muchos, de amigos, de compañeros, de toda una vida, estos recuerdos que relato. Parece que a los que estamos entrados en años son los recuerdos lo que nos llena la existencia, siempre mirando atrás.

Sin embargo, en ese mismo acto cuajado de memoria y de pasado se me alumbró con nitidez esa aspiración de futuro que compartí con Olga. Allí, a caballo entre el sentido relato de Tomás Polo y la fortaleza ética de Francesc Colomer, se nos presentó el mejor de los homenajes que podíamos darle a nuestra querida alcaldesa y, por ende, a la sociedad segorbina: liderado por Miguel Ángel Guillén, nos anunció un proyecto sólido, lleno de fuerza y juventud para gobernar el municipio. Un proyecto progresista y renovado abierto a la sociedad, con un equipo de personas de gran valía profesional de diferentes sectores e implicados en una idea común: dar un nuevo impulso a la ciudad. Junto a Miguel Ángel, algún compañero desde hace muchos años pero, sobre todo, rostros nuevos de jóvenes con todo el futuro por delante.

Quizá muchas personas de Segorbe conocen a Miguel Ángel por su participación activa en las Entradas de Toros y Caballos, pues es caballista habitual de esta inigualable fiesta desde hace bastantes años. Es ésta su particular forma de implicarse en la fiesta, en su afición a los toros en su dimensión más noble: ser protagonista de la unión de tres elementos cuyo resultado es la belleza de los encierros: pericia, plasticidad y riesgo.

Sin embargo, su actividad profesional, como profesor de Derecho Público de la UJI, es menos conocida, y menos aún su experiencia en la gestión pública como técnico superior de la Generalitat. Dos facetas de su vida que le permiten afrontar los compromisos individuales y colectivos con un inestimable soporte argumental, en el que el respeto a la ley y el valor de la justicia son siempre puntos de referencia. En estos tiempos en los que la gestión de los intereses públicos deja tanto que desear en tantos ayuntamientos y en la Generalitat; en los que el respeto a la legalidad ha dejado paso en tantas ocasiones al clientelismo, al subterfugio, cuando no al trapicheo y a las corruptelas, son cualidades ineludibles para quien quiere hacer de la regeneración de la ética política su bandera.

La faceta de su compromiso político es la que más conozco, desde sus inicios en el grupo de jóvenes socialistas allá por los años ochenta. Últimamente, hemos compartido un proyecto común en la ciudad de Castellón, desde el diálogo y el consenso, para abordar estos tiempos tumultuosos con coherencia y sensatez. Ha sido uno de los pivotes de referencia, junto a su mujer, Amparo Marco, a la que también admiro.

Pocas veces pueden concitarse en una persona con vocación pública características tan valiosas: juventud, formación académica, experiencia en la gestión pública, trayectoria política, compromiso ético y social… y una fuerte dosis de optimismo y de vivir lo mejor que ofrece la vida. Estas son las claves de este segorbino y de su equipo para dar a su ciudad, que es la mía, un nuevo impulso.

viernes, 18 de febrero de 2011

¿QUÉ ES MENTIR, SEÑORA RIBES?


- ¿Qué es mentir, señorita Ribes? – pregunta el párroco.
La señorita Ribes, con diligencia, pues es una estudiante aplicada, responde:
- Mentir es decir lo contrario de lo que se piensa con intención de engañar.
- ¿Y cuál es el mandamiento que lo prohíbe? – insiste el reverendo.
- El octavo Mandamiento de la Ley de Dios, que dice: No dirás falso testimonio ni mentirás.

Así debía responder la señorita Ribes en la catequesis. Ahora es doña Marisa Ribes, concejala del Ayuntamiento de la ciudad y presidenta del Consejo de Participación Ciudadana.

Y a pesar de lo bien que sabe que su incumplimiento es una falta, no le tiembla el pulso cuando cree preciso burlarlo. Aunque sea pecado mortal, porque la infracción la comete en público y con insistencia. Esto, creo yo, no puede ser, señora Ribes, ¡y a su edad! Después seguro que le reconcome la conciencia y se le llevan los demonios.

¿Cuál es el motivo de tal comportamiento pecaminoso? La celebración de la fiesta anual con las entidades vecinales días antes del comienzo de la campaña electoral, para que todo el mundo sepa, aunque no se diga ni palabra, quién es la que da los euros, a ver si después alguno se hace el longuis y no cumple lo que hay que cumplir. Como el asunto es espinoso de tratar, más de debatir y mucho más de someterlo a votación, se inventa al vuelo lo de ‘eso ya está aprobado y punto’.

El tema no es baladí, aunque queramos presentarlo en tono menor. Cuando el político miente, y sabe que el auditorio es consciente de su mentira, se degrada a sí mismo y degrada al auditorio. Y cuando la mentira no es una acción aislada, sino que forma parte habitual del discurso, junto a la exageración, las tergiversaciones y la demagogia, la degradación es colectiva y arruina la sociedad.

La mentira en la vida pública nunca viene sola, está emparentada con la opacidad, la tentación de ocultar a la ciudadanía oscuras intenciones. También tiene su apego con el incumplimiento de la legalidad en beneficio propio, bien directamente o a través de terceros. Y, por supuesto, va de la mano de la falta de honestidad, uno de los valores más preciados de la política.

No creo que la señora Ribes sea consciente de esta retahíla de consecuencias innobles, ni que su mentira venga a traer tamaños lodos. Creo más bien que lo hace sin mayor intención, como para salir del paso y, desde luego, como habituada a estas fullerías.

Más es de preocupar que los presentes en ese acto, bien por complacencia o por inacción, no se planten e impidan ser tratados como moneda de cambio. Son representantes vecinales en el máximo órgano de participación municipal. Les mienten, y no pasa nada. Tratan de imponerles – sutilmente – tributo de vasallaje, y no pasa nada. Así viene siendo desde hace tantos años, que estamos acostumbrados a convivir con este tipo de relaciones y tutelas.

Por eso creemos que debe producirse cuanto antes un cambio de modelo, que será imposible si no hay recambio de personas. Por eso es necesario denunciar estos ‘pequeños’ hechos, estas mentiras de tres al cuarto, porque no son más que síntomas de un problema de mayor envergadura.

Su mentira, señora Ribes, no se salda con una penitencia parroquial. Necesita rectificación pública y propósito de la enmienda.

lunes, 7 de febrero de 2011

CONFRONTAR Y DEBATIR VS DESCALIFICAR


La semana pasada hemos recibido el enésimo insulto de una concejala del PP, la señora Amorós, que los suelta a menudo y con facilidad, no sé si por su carácter un tanto agrio, porque ya es un hábito adquirido o porque su despensa de recursos dialécticos no le da más de sí. Y digo ‘hemos’ porque nos solidarizamos con la receptora de tales epítetos, la concejala socialista Inma Enguídanos, con motivo de haber criticado su gestión a causa de la situación deplorable de un piso gratuito del Ayuntamiento para una familia con serios problemas sociales.

No vamos a entrar al trapo de esta histeria de descalificaciones e increpaciones. Estamos hartos, igual que lo está una buena parte de nuestra sociedad, hastiada de que el rifirrafe político se parezca más a un programa basura de tele-realidad. No nos ofende tampoco que la tilde, en su torrente de invectivas, de ‘ignorante’, a ella que posee una titulación superior por partida doble y que ha superado un concurso público para ser contratada, cosa que esta concejala popular no tiene en su haber ni creemos podría acometer, pues todos sabemos cuáles son sus méritos para ostentar la plaza que ocupa.

Estamos por el debate, por la confrontación de modelos y proyectos y el análisis de cómo se llevan a cabo para mejorar su gestión.

Si hablamos de modelos sociales, hemos de contraponer el suyo, basado en la subvención graciosa del que reparte los recursos, con otro sustentado en el ejercicio de derechos de justicia social y en la discriminación positiva hacia los más necesitados. Un modelo éste basado en la transparencia, en la aplicación rigurosa de la ley y en la participación efectiva de los colectivos afectados, frente a ese otro, el primero, cuya consecuencia inmediata suele ser el clientelismo y la exigencia de contraprestación.

Si nos atenemos a proyectos, podemos hablar del nuestro, que bajo el epígrafe “Un Castellón Solidario” desgrama más de ciento cincuenta propuestas para hacer efectivas las políticas de atención a la dependencia y a la promoción y la integración social de colectivos y personas con déficits. Un proyecto integral diseñado como un Plan cuatrienal para la solidaridad y la convivencia, que comienza por la elaboración de un riguroso mapa de necesidades que permita establecer metas y medidas prioritarias, determinar los recursos y detallar un sistema de indicadores para evaluar programas. Un proyecto para dar continuidad y concretar en la ciudad las políticas sociales de todas las instancias y administraciones, sin exclusión, desde la Unión Europea, el Gobierno Central y la Generalitat.

El de la Señora Amorós, después de tantos años de ejercicio de sus responsabilidades públicas, ni se le conoce ni, probablemente, existe. Si acaso, podría hablarse de una táctica que tiene tres objetivos: evitar que los problemas ciudadanos saquen a la luz el verdadero rostro que se esconde tras la tierna sonrisa de la caridad, el seguidismo de la política de dilación e inacción de la Generalitat y el continuo ataque al gobierno de Madrid a cuenta de lo que sea.

En cuanto a la gestión, no nos detendremos malévolamente en las personas dependientes de nuestra ciudad que han fallecido antes de recibir las ayudas solicitadas. Solamente nos atenemos a la denuncia de la concejala socialista, de ese piso que, no por ser gratuito, como los que tienen un alquiler mínimo, no deben disponer de los más básicos servicios (por no tener ni desagüe en la cocina) y que después de tantas y tantas súplicas está en una situación calamitosa. No debe entender la concejala que la miseria genera miseria, que es la aliada perfecta de la marginación.

Y de todo ello, modelos, proyectos y formas de gestionar, nos quedamos con lo verdaderamente importante: resolver eficazmente los problemas de las personas. Los insultos, por supuesto, los dejamos para otros.

miércoles, 26 de enero de 2011

UN PROYECTO ILUSIONANTE


El pasado sábado, 22 de febrero, el Partido Socialista de Castellón aprobó la candidatura que presentará a las próximas elecciones municipales, de la cual formo parte y que, en una muy pequeña medida, he contribuido a hacerla realidad. He de decir, de entrada, que me siento muy orgulloso de participar en este proyecto colectivo, tanto como el primer día que comencé mi andadura como socialista, allá por los años 70; más si cabe hoy, por las especiales circunstancias sociales y políticas que nos encontramos.

Cualquiera que conozca mínimamente nuestra realidad sabrá a lo que me refiero: veinte años de actividad política de oposición municipal, sin posibilidad alguna de hacer efectivos nuestros proyectos y con grandísimos obstáculos para darlos a conocer a la ciudadanía; unas elecciones hace cuatro años que, a pesar de estas dificultades, nos pusieron a las puertas de alcanzar, por fin, el éxito electoral; una sociedad desorientada y harta de tanta corrupción y zafiedad políticas, incapaz muchas veces de diferenciar quién es quién; una grave crisis económica que ha afectado con dureza a nuestra sociedad, de cuyo origen no somos responsables, pero que nos obliga a soportar el rechazo que producen las necesarias medidas para superarla. Estas son las complicadas circunstancias en las que nos movemos.

Es una candidatura que representa la mayoría que dirige la actividad del Partido, una actividad que, no podemos ocultarlo, está preñada de desencanto, de actitudes críticas ante la ausencia repetida de ocasiones perdidas, de posicionamientos encontrados ante diferentes formas de entender las políticas. Pero representa la culminación exitosa de un proceso que comenzó justo al día siguiente de las elecciones de hace cuatro años y que tenía, entre otros objetivos, el de trabajar por otras formas de entender la participación, donde el diálogo y el consenso debían sustituir a las cuotas y a los posicionamientos personales. Y debía trabajar, también, por reforzar al máximo el potencial de acción política del grupo municipal, con nuestro portavoz y ahora candidato Juanma Calles a la cabeza, dándole al mismo tiempo la posibilidad de abrir nuevas expectativas.

Una candidatura que combina la experiencia de un grupo municipal que ha realizado una dura y difícil labor de oposición, con incorporaciones de gran valía (no me incluyo en éstas, sin falsa modestia). Una candidatura que tiene la gran oportunidad de acabar con una etapa demasiado larga de gobierno de la derecha en nuestra ciudad.

No va a ser tarea fácil, lo hemos constatado desde ese mismo día de su aprobación. Todo va a depender de la capacidad que tengamos de transmitir a la ciudadanía una imagen potente de ilusión, capacidad de trabajo, cohesión, honradez y determinación, para llevar adelante un proyecto de ciudad que hemos pergeñado en estos años y al que vamos sumando nuevas propuestas, al hilo de las necesidades que día a día van surgiendo. Un proyecto que ha de superar, de entrada, la gravísima situación a que nos ha conducido los gobiernos de la derecha: caos urbanístico, déficit, precariedad de servicios, clientelismo.

No va a ser un camino de rosas ni esperamos ayudas altruistas, menos aún de medios de comunicación que están, como se demuestra día a día, al servicio de los intereses del gobierno local y provincial (que son los que pagan) o al servicio de oscuros intereses particulares. Basta leer las referencias informativas posteriores a la citada asamblea, con titulares sesgados fruto de interpretaciones interesadas. Intereses que están muy alejados de nuestro proyecto, que no responden sino a cuestiones de carácter personal y que son aprovechados –como ha sucedido siempre– para sacar rentabilidad mediática de la herida hurgada.

Pero tenemos muchos elementos de apoyo: en primer lugar, un importante segmento de nuestra sociedad castellonense, que ve en la opción socialista la única vía de superar la situación que nos ha llevado tantos años de gobiernos de derecha. También juega a nuestro favor –y no nos alegramos por ello– los gravísimos problemas que atraviesa la gestión municipal, sin proyectos, sin dinero y sin liderazgo: cuando las cosas no van bien, parece que han de ser los socialistas quienes han de arrimar el hombro. Un tercer puntal es, sin duda, la sintonía demostrada por los distintos niveles de dirección del Partido durante todo este tiempo, así como la capacidad de toda la militancia de aunar esfuerzos.

Es hora, pues, de decirle a la sociedad de Castellón que el Partido Socialista tiene un proyecto de largo alcance y con capacidad de mejorar la difícil situación actual, y un equipo de personas que van a dar lo mejor de sí mismas por ello.